jueves, 20 de marzo de 2008

Mis amores, mis botas.


Mis amores, mis botas., originalmente cargada por ...Emperatriz....

"Donde las hadas usan botas y sus cabellos sudados se mueven al ritmo del rock."



Una foto de parte de uno de mis placeres culpables, mis botas.

A muchos les puede parecer ridículo el verme o ver a distintos personajes con botas en verano, pero no saben la seguridad que se siente, lo lindas que son (estéticamente hablando) lo historicas que son, ya que antes (siglo XVIII y XIX) época que me encanta, se usaban siempre. Lo prácticas que son, al no tener que preocuparme porque se ensucien o se mojen y les haga mal, sinceramente creo que las botas (no todas, claro está porque hay algunas que son solo un hermoso adorno) son como los jeeps, estan hechos para ensuciarse y para aperrar.

En fin, son mi fetiche, amo mis botas.

Devastadores del silencio


*








Devastadores del silencio





...

Devastadores del silencio
solo eso soy
quien rompe la tranquilidad con viles letras
quien no puede callar y disfrutar
¡por un demonio! debería callar, lo sé
pero mi alma aveces se inquieta y necesita
destruir la belleza.
devastadores del silencio somos
todos escritores sin rumbo
de palabras sueltas
de sueños inconclusos
de dolor y agonía
de felicidad y belleza
matando la verdadera hermosura de la vida,
el silencio.


...
















*Imagen de Max Inferos

"Paideia: Los Ideales de la Cultura Griega".

Excelente textos sobre la Paideia leanlo si pueden ;)








"Paideia: Los Ideales de la Cultura Griega".



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Werner Jäger.







Paideia, en griego significa Educación o Formación del niño. Para esta gran civilización, Paideia era la base de la educación que concedía a los hombres de un carácter verdaderamente Humano. La Paideia como tal no incluía habilidades manuales o conocimiento en temas específicos, ya que eran considerados mecánicos e indignos de un ciudadano; la Paideia se centraba en elementos de formación que harían a un individuo una persona apta para ejercer sus deberes cívicos. El primero en configurar la paideia como un humanismo cívico integral fue el orador y pedagogo griego Isócrates. Bajo el concepto de paideia se subsumen elementos de la gimnasia, la gramática, la retórica, la poesía, las matemáticas y la filosofía, que se suponía debían dotar al individuo de conocimiento y control sobre sí mismo y sobre sus expresiones.



El ideal de paideia estaba dado por la estructura específica de la polis griega, en que una casta relativamente reducida de ciudadanos, exentos de las necesidades manuales con la excepción de la guerra, dedicaban su vida a la participación en los asuntos cívicos. El dominio cuidado de la lengua griega distinguía a los locales de los forasteros e inmigrantes; la expresión oral, cuidadosamente elaborada, respondía la obligación de mostrarse como un individuo refinado en el ágora, donde las habilidades persuasivas resultaban cruciales. Las ciencias puras indicaban una disposición de ánimo objetiva y poco concernida con los asuntos mundanos, una cualidad deseable en un potencial legislador. Las proezas gimnásticas confirmaban el dominio de sí y el carácter viril ?también garantizado por el comportamiento en combate? que completaban el perfil aristocrático.



La noción de paideia se transmitió, a través sobre todo de los filósofos estoicos a la cultura romana, donde se tradujo habitualmente como humanitas, de donde la designación de "humanidades" para los estudios vinculados a la cultura y el movimiento ideológico, filosófico, pedagógico y cultural conocido como Humanismo que caracterizó el Renacimiento grecolatino en Europa. La noción se rescató reiteradamente a lo largo de la historia occidental por parte de movimientos aristocratizantes que oponían una concepción global de la formación humana al énfasis en las habilidades prácticas; un movimiento de este tipo inspiró a Pierre de Coubertin a reinstaurar la tradición de los juegos olímpicos.



A mediados del siglo XX, el filólogo alemán Werner Jäger publicó el más detallado estudio sobre la noción de paideia hasta la fecha, bajo el título "Paideia: Los Ideales de la Cultura Griega". Continuación un resumen detallado de los puntos más importantes, para la Prueba de Literatura.





· Del Primer Libro, ?La primera Grecia?: Nobleza Y Areté.






La Educación, por ser una función tan natural y universal da la comunidad humana, es una función poco valorada por aquellos que la reciben. Sus contenidos, en todos los pueblos, son al mismo tiempo moral y práctico. Tal Fue También entre los Griegos. Tiene como fin principal la formación del hombre, mediante la creación de un tipo ideal íntimamente coherente y claramente determinado, porque no es posible la educación de un hombre, sin que se ofrezca al espíritu una imagen de hombre tal como debe ser. En ella la utilidad es indiferente o, por lo menos, no es esencial. Lo fundamental en esta educación es la belleza, en el sentido normativo de la imagen, imagen anhelada ideal. Cuando utilizamos términos como educación o cultura nos damos cuenta que son términos altamente distintos, pero ambas son producto de una disciplina conciente.



Es un hecho fundamental que toda historia de la cultura surge de la diferenciación de las clases sociales dentro de una sociedad, por las cualidades espirituales y corporales que diferencian a sus individuos. La nobleza es la fuente de los procesos espirituales mediante la cual nace y se desarrolla la cultura de una nación. Toda cultura por muy alto que se eleve y aunque cambie su contenido, conserva claro el sello de su origen. La educación es la forma Aristocrática, progresivamente espiritualizada, de una nación.



El tema principal de la historia de la educación griega es el concepto de Areté, que se remonta a los tiempos más antiguos. Su origen se atañe a las concepciones fundamentales de la nobleza caballeresca. En el concepto de Areté se concentra el ideal educador de este periodo en su forma más pura.



El concepto es utilizado con frecuencia por Homero y en la posterioridad, en sus más amplios sentidos, no sólo para designar la excelencia humana, sino también para designar la superioridad de seres no humanos. El hombre ordinario no posee Areté, y si el esclavo perteneciese de una alta estirpe, le quita Zeus la mitad de su Areté, y ya no vuelve a ser el mismo. Areté es el tributo propio de la nobleza; señorío y Areté se hallaban inseparablemente unidos. La característica esencial del hombre es el sentido del deber; la fuerza educadora de la nobleza se haya en el hecho de despertar el sentimiento del deber frente al ideal.







Aspirar y apropiarse de la Belleza, que para los griegos significaba, al mismo tiempo nobleza y selección, significa no perder ocasión alguna de conquistar el premio de la más alta Areté.



Los griegos vieron en los versos de Homero, la más vieja formulación del ideal griego de educación. Íntimamente relacionado con el Areté se encuentra el honor, que en los primeros tiempos era inseparable de la habilidad y el mérito. Según la Aristóteles, el honor es la expresión natural de la idea todavía no conciente para llegar al ideal da la Areté. Para Aristóteles la forma de alcanzar la belleza y de estimarse a sí mismo es defender inalcanzablemente a sus amigos, sacrificarse en honor a la patria, dejando el dinero, los bienes y honores. En estas palabras se refleja el sentimiento de la vida de del griego: ?El Heroísmo?



Para un mayor estudio del concepto de Areté, debemos trazar una imagen de la nobleza antigua griega. El más antiguo de los poemas griegos es la Iliada, que nos habla de un mundo situado en que domina de modo exclusivo el espíritu heroico del Areté y encarna aquel ideal en todos sus héroes. El valiente es siempre noble, hombre de rango. La lucha y la victoria son su más alta distinción y el contenido propio de su vida. La Iliada describe ante todo un tipo de existencia.



La Odisea nos ofrece una imagen totalmente distinta. El motivo del retorno del héroe, el nostos, conduce a la tierna descripción de la vida en paz. Al describirse en esta epopeya conjuntos de características de los señores nobles presenta un progreso de la observación artística de la vida y sus problemas. La épica se convierte en novela.



Ambas obras se distinguen claramente, por su realismo vital, imagen de la nobleza de la Odisea de la de la Iliada es, es en su mayor parte una imagen ideal de la fantasía creada por la tradición de los antiguos cantos homéricos.



Para Homero y el mundo de la nobleza de ese tiempo, la negación del Honor era, la mayor tragedia humana. Los Héroes se trataban entre sí con respeto y honra. En ellos destacaba su orden social. El elogio y la reprobación son la fuente del honor y del deshonor.



El afán del Honor no en considerado por los griegos posteriores como un concepto meritorio. Corresponde mejor a la ambición .Pero sin embargo, aún en la época de la democracia, hayamos con frecuencia el reconocimiento y la justificación de aquel afán, lo mismo que en la política de los estados que en la relación de los individuos. El pensamiento de Aristóteles y Platón se fundan, en muchos puntos, en l ética aristocrática de la Grecia arcaica. El pensamiento ético de los grandes filósofos atenienses permanece fiel a los orígenes aristocráticos al reconocer que el Areté solo puede hallar su perfección en las almas selectas. La educación considerada como la formación de la de la personalidad humana mediante el consejo constante y la dirección del espíritu, es una característica típica de la nobleza de todos los tiempos y de los pueblos. Sólo esta clase puede optar a la formación de la personalidad humana en su totalidad.











· Del tercer libro: En busca del Centro divino: El problema de la Areté.







Los primeros diálogos Platónicos no nacieron de la duda. Esto lo indica ya la seguridad con que se traza la línea de los diálogos. Pero en todos ellos se ofrece, el mismo problema fundamental, problema que a medida que vamos avanzando en l lectura de estas obras, se destaca a con victoriosa claridad, este problema es el problema de lo qué es el Areté. En los primeros diálogos de la primera época de Platón, se exponen una serie de investigaciones sueltas sobre el concepto de valentía, de la piedad, en las que vemos a Sócrates y a sus interlocutores esforzarse en determinar la esencia de cada una de estas virtudes. El proceder de Sócrates en estos diálogos siempre es el mismo. Resalta humorísticamente todos los errores típicos que suelen cometerse en ocasiones similares, estos son pacientemente rectificados. Platón no se limita a darnos una trama de preguntas y respuestas, sino que tiene una conciencia plena de las reglas del juego, y procura hacer que el lector les preste atención e iniciarlos en ellos.



Aunque es cierto que los diálogos de Sócrates dejan en nosotros, al final, la impresión de que sabíamos que es la valentía y la prudencia, en realidad no lo sabemos; pero, este supuesto fracaso del esfuerzo puesto en tensión nos lleva, aparejado el desaliento por reconocer nuestra incapacidad, sino que estimula a seguir debatiendo en el problema. Esto se presenta en la mayoría d los diálogos. Ya los reiterados intentos de los diálogos socráticos de acercarse en reiteradas ocasiones al objetivo perseguido, revelan la plena maestría de Platón en el arte pedagógico, porque despierta esta participación activa.



La interpretación de las obras platónicas han puesto en relieve criterios que no valorados. La valentía, la Justicia, la prudencia y la piedad son las antiguas virtudes del estado-ciudad griego. La Justicia de todas las más íntimamente relacionadas con el estado, que es en realidad el alma de éste.



Y a en la Apología vemos como la labor de Sócrates es educar a los ciudadanos para la verdadera Areté, esta motivo es mantenido en todos los diálogos de platón. Uno de los Diálogos de platón nos plantea su alcance político sobre la investigación de la esencia de las virtudes: su raíz está en el problema fundamental de toda la vida de la polis: en el problema de la educación. Esto se ver claramente en Protagoras donde Sócrates despliega importantes esfuerzos para llegar a conocer la existencia del areté. Se destaca también en los diálogos de Platón la el alcance que tiene para el legislador y para el gobierno del estado y el dominio de si mismo.



Ya el propio Sócrates como una visión política de la educación en el Areté que ponderaba, puesto que lo que procuraba era la virtud cívica. En este sentido platón no necesitaba dar ningún nuevo giro a la dialéctica socrática, para edificar su labor de educador del estado mismo solo sigue la huella de su maestro.



El factor pedagógico no reside solamente en la fuerza del diálogo, encaminado a estimular al lector para que se adelante con su pensamiento al autor o lo acompañe alumbrando su propia productividad. El poder educativo de Sócrates que Platón conocía por experiencia propia toma cuerpo en sus diálogos y conquistar el mundo, haciéndole comprender claramente, a través de una amplia reflexión, su propia esencia y su propio fin.

El que ...






"El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho"